Los niños y adolescentes, en su contacto con el mundo, están ligados a sus padres o personas adultas de referencia, con las cuales generan sus primeras y más importantes relaciones significativas. En la estructuración de su personalidad, esas relaciones tienen una importancia crucial siendo la dinámica familiar uno de los principales factores que influyen en el desarrollo psicoemocional del niño-adolescente y en la posible aparición de síntomas o patologías mentales.
La Terapia Sistémica Familiar (TSF) es una forma de psicoterapia que atiende a los problemas y dificultades que surgen en la dinámica familiar. Es considerada por muchos expertos como la terapia de primera elección en el tratamiento de la problemática del niño y del adolescente debido a la citada importancia de los vínculos familiares en estas etapas vitales. Un abordaje precoz en esta fase tan delicada del desarrollo personal es fundamental para identificar y tratar las dificultades existentes y poder prevenir la aparición de futuras patologías.